Liderazgo
La palabra líder proviene del inglés leader. Se define a los líderes como quienes son capaces de guiar e influir a otros, y que éstos además lo reconozcan como tal.
Aunque muchas veces tendemos a confundir, los grados académicos no son sinónimos de liderazgo. Así explica el famoso investigador Daniel Goleman en su publicación “¿Qué hace a un líder?” (2004) donde señala : “He descubierto que los líderes más efectivos se parecen en algo fundamental: todos tienen un alto grado de lo que se conoce como inteligencia emocional. No es que el coeficiente intelectual y las destrezas técnicas sean irrelevantes. Son importantes, pero como “aptitudes de umbral”; es decir, son los requisitos básicos para puestos ejecutivos. Pero mi investigación, junto con otros estudios recientes, muestra claramente que la inteligencia emocional es la condición sine qua non del liderazgo. Los líderes verdaderamente efectivos también se distinguen por un alto grado de inteligencia emocional, que incluye la autoconciencia, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales”.
Cuando pienso en los líderes que se necesitan hoy, no me cabe duda de que son personas que se conocen a sí mismas y que pueden ser capaces de decidir desde la ética del cuidado.
Cada vez es más evidente la urgencia de integrar a la toma de decisiones nuestras percepciones emocionales e intuitivas junto con la razón.
Desde el cálculo a secas, volver lo antes posible a como estaba siendo antes de la crisis, es totalmente posible. Sin embargo sabemos que esa conclusión está coja, somos humanos y por más que queramos evadir lo que experimentamos y sentimos, tarde o temprano se revela evidente.
Personas que no sólo estén preparadas técnicamente, si no que puedan contar con un mundo interno rico que les permita abordar las emociones sin el temor al sentir, y desde esa forma hacerle un lugar a la expresión de la autenticidad de cada uno, entendiendo que ahí reside el potencial creativo e innovador necesario para responder a esta Era de la Transformación.
La ética del cuidado
Carol Gilligan, filósofa y psicóloga estadounidense, desarrolló una investigación de casos reales donde logró definir el desarrollo moral de dos tipos de ética, cuestionando con sus hallazgos la teoría moral que representaba la hegemonía epistémica del pensamiento masculino.
En su trabajo muestra que existe un desarrollo moral femenino y uno masculino, atribuible a factores culturales, específicamente al patriarcado.
La ética femenina se basa en la comprensión de la responsabilidad y las relaciones, el respeto a la diversidad, y la satisfacción de las necesidades del otro, donde lo fundamental son las relaciones y respetar las diferencias.
Por otro lado, desde el paradigma patriarcal, lo masculino responde a la ética de la justicia, de la racionalidad y objetividad, con referentes individuales, formales y abstractos debido al cumplimiento de reglas.
La ética femenina tiene consideraciones que trascienden la norma, se basa en las relaciones y reconoce contextos. Gilligan la llamó la ética del cuidado.
Aquella que considera la interconexión que existe entre el cuidado propio y de los otros, reflejando el vínculo entre la relación y la responsabilidad.
Durante la pandemia pudimos ver a nivel global cómo cada uno, desde lo más íntimo hasta lo más universal, abordaba la crisis e incertidumbre.
Layla Branicki (2020) investigadora especialista en resiliencia y manejo de crisis, publicó el 2020 un artículo llamado “ética de cuidado femenino durante la crisis del covid 19”.
En este texto propone que existen diferencias en la resolución de crisis, la ética patriarcal es calculadora y tiene como objetivo volver a la normalidad, mientras que la gestión de la crisis desde la ética del cuidado buscaría la transformación individual y social.
“La gestión racional de crisis enfatiza una ponderación de costos y beneficios, y la implementación de prácticas que devuelvan a una sociedad y organización a su estado original después de una crisis. En contraste, una gestión desde la ética femenina, lo aborda desde aquello que podría llevar a una transformación social” (Branicki, 2020).

Liderazgos durante la pandemia
De los doce países que mejor han manejado la pandemia, nueve son liderados por mujeres.
Jacinta Ardern en Nueva Zelanda, Tsai Ing-wen en Taiwan, Angela Merkel en Alemania, Sanna Marin en Finlandia, Katrin Jakobsdóttir en Islandia, Mette Frederiksen en Dinamarca y Erna Solberg en Noruega, gobiernan algunos de los países con menor tasa de mortalidad.
Todas ellas coincidieron en una estrategia de comunicación transparente y tomaron decisiones anticipadas basadas en información científica y en la conciencia colectiva. Pusieron a las personas al centro, basando sus estrategias en la información y el cuidado, respondiendo así a la ética femenina. Miraron la situación desde otro punto de vista, tomaron decisiones audaces atreviéndose a no repetir la manera tradicional de hacer las cosas.
Este estilo audaz de liderazgo solidario de las mujeres no se ha visto sólo en las altas esferas durante la pandemia, sino también en los liderazgos de mujeres pobladoras.
En Chile se organizaron el 2021 más de 345 ollas comunes y cada una alimentaba entre 200 y 300 personas. Las organizadores son en un 80% mujeres que no tenían preparación en cocina ni liderazgo, pero las mueve un sentido de comunidad .
Las características de estos liderazgos se basan en la calidad de las relaciones y ponen al ser humano y sus necesidades por sobre las variables económicas.
La economía vuelve a quedar al servicio del bienestar y no acepta su sacrificio en favor de factores monetarios
Creo que es en este estilo de liderazgo que existe la respuesta para tomar direcciones que estén alineadas a los nuevos tiempos. Existe otra forma de decidir.