¿Por qué deberíamos volver a hablar de la caza de brujas?

BRUJA:

En tiempos la palabra Bruja se usó para nombrar a las sabias y sanadoras, a las que se negaban a conformarse con las reglas del poder. Eran las mujeres independientes, liberales, muchas de ellas habían renunciado al matrimonio y maternidad para dedicarse puramente al servicio de su comunidad, como mujeres medicina, líderes políticos, parteras, herboristas, cocineras.

Durante milenios estos conocimientos fueron preservados por mujeres, entregados de boca en boca, ofrendados con solidaridad bajo la luz de la luna y en honor a la deidad femenina: Pachamama, Madre Divina, Kali, Durga, Maria Magdalena, Isis, María, etc. La virgen, palabra que deriva de la raíz latina, significa potencia, fuerza y habilidad. Vírgenes eran las mujeres literalmente libres, fieles a sí mismas, que no pertenecían legalmente a sus maridos.

LA CAZA DE BRUJAS

Lisa Lister en su libro “Bruja” (Lister, L. (2018) “ Bruja” . Sirio.) describe los sucesos que acontecieron cuando en 1484 el papa Inocencio VIII, siguiendo la declaración bíblica “ A la hechicera no darás vida” (Éxodo 22:18), que resume y describe las “supuestas” actividades de las brujas, autorizó a la Iglesia a encontrar brujas y matarlas, negándoles el derecho a juicio.

En especial las parteras fueron consideradas brujas, en ese tiempo los hombres se graduaban de las universidades y se convertían en médicos, la ciencia pretendía ser el discurso dominante y para tener autoridad absoluta, las mujeres eran una amenaza.

La brujería se calificó como “crimen exceptum”: crimen excepcional, para el cual los castigos ordinarios no bastaban. En 1486 Henrich Kramer escribió el libro Malleus Maleficarum que se traduce como “El martillo de las brujas”. Es posiblemente el libro más misógino jamás escrito y fue la guía en Europa para “atrapar a las brujas”.

En su libro “Calibán y la bruja” Silvia Federeci ( Federici, S. (2010) “Caliban y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”. Historia.) dice que la caza de brujas introdujo un sistema de terror que amenazó a todas las mujeres: “Nunca en la historia las mujeres han sufrido un asalto tan enorme sobre sus cuerpos, internacionalmente organizado, legalmente aprobado y bendecido por la religión”. Esta parte de la historia no la enseñan en los libros, los historiadores olvidan mencionar que más de trece millones de mujeres fueron asesinadas, ahorcadas, en bastidores de tortura o entre las llamas. Hubo muchas formas aceptables de eliminación de mujeres en todo el mundo. Fue un holocausto que comenzó en el siglo XVI y tuvo su punto álgido en el siglo XVII.

¿PARA QUÉ SE MATÓ A LAS BRUJAS?

No es posible comprender un generocidio de tal envergadura como un hecho aislado. A la luz de los contextos y acontecimientos históricos y sociales de la época es posible evidenciar que esta persecución ocurre en tiempos de una fuerte instalación del discurso patriarcal en el poder.

En la transición del feudalismo al capitalismo. El patriarcado cambió el culto a la madre divina por la adoración a un padre controlador y obsesionado con el dinero. A ratos encarnado en la iglesia, en otros por el hombre a cargo de gobernar.

Al igual que el comercio de esclavos y el exterminio de los pueblos nativos en el Nuevo Mundo, la caza de brujas se sitúa en el cruce de caminos de una serie de procesos sociales que allanaron el camino para el advenimiento del mundo capitalista moderno ( Federici, S. (2021) “Brujas, Caza de Brujas y Mujeres” . Tinta Limón.).

El exterminio sirvió para privar a las mujeres de sus prácticas médicas, las obligó a someterse al control patriarcal de la familia nuclear y aniquiló una concepción holística de la naturaleza que hasta el renacimiento, puso límites a la explotación del cuerpo femenino

De esta manera se desmanteló el liderazgo femenino en las comunidades y se demonizó a las mujeres que se resistían a ser subordinadas al poder de los hombres. La sumisión y aceptar el rol doméstico, cediendo el terreno de lo público a los hombres, era lo que las protegería de la hoguera.

Los hombres tomaron las posiciones de poder, más tarde fueron los que tuvieron acceso al dinero, a las decisiones de influencia, y a la vía pública. La mujer en cambio, quedó a cargo del cuidado del hogar, su trabajo no era remunerado y no podía participar abiertamente de la política ni de las grandes decisiones públicas.

Fue la caza de brujas a través de lo cual se impuso un nuevo código social que convirtió toda fuente de poder que no estuviese relacionada con el Estado o la Iglesia en algo demoniaco.
En resumen, el cambio de paradigma y el modelo de desarrollo que se instaló necesitaba una nueva disciplina social que estimulara la capacidad productiva del trabajo.

HOY ES SEGURO SER PODEROSA

Es pertinente comprender la historia y el cómo la desarticulación de los liderazgos femeninos estuvo atravesada por el horror en la violencia contra cuerpo de la mujer.

En tiempos en que re surgen los liderazgos femeninos, el valor de la colaboración y la comunidad, es clave relevar la importancia profunda de las voces de las mujeres en el establecimiento de un desarrollo que proteja el bienestar, la vida y el cuidado, y no sólo el progreso económico.


Tengo este lema, ES SEGURO SER PODEROSA, como un recuerdo. En algún momento el poder en la mujer fue incompatible con la vida y la participación, y fue justamente esa extracción la que permitió que el mundo fuese a construcciones tan abusivas con la vida y los derechos.

Hoy anclar nuevamente la seguridad en sacar la voz es la pieza clave para el advenimientos de nuevos paradigmas que pongan los valores de un desarrollo consciente al frente.

La sociedad necesitamos recuperar a sus liderazgos femeninos para sanar.

About the author: Francisca Vargas R.

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