RECONOCERSE LÍDER

¿Por qué incomoda?

Ser líder no es lo mismo que ser jefe, ni tampoco se nace, ni hay algunos con el don y otros no, mucho menos requieres de una comunidad que esté por debajo de ti y no está relacionado con tus grados académicos.

Cuando hablo de liderazgo en mis clases suele aparecer rechazo como primera reacción, la palabra incomoda ya que durante décadas los líderes que hemos tenido al frente han sido representantes de una ética de la competencia y dominación, que hoy genera resistencia entre las personas interesadas en comprender el desarrollo de una manera mucho más sustentable y consciente.

Identificarse con ser líder o desear serlo genera controversia.

¿Por qué?

Interpreto las imágenes de los buscadores de internet al buscar la palabra “Líder” y me encuentro con espacios fríos, de seriedad, entre edificios modernos, rodeados de concreto, gris.

La imagen colectiva del líder es fundamentalmente un hombre, gerente de oficina, con traje y corbata, quien debe sostener la mente fría para dominar. Y en las mujeres, la fachada de blazer, tacos y maletín, la jefa que se ha vuelto una “cabrona” para poder ser respetada y competir.

La verdad detrás de esos trajes es que los hombres y mujeres que lideran desde la ética de la competencia, la dominación y la sobrevaloración de la mente fría y calculada para decidir, suelen estar altamente estresados, tienen una calidad de vida en donde el descanso, el placer y la restauración son prácticamente imposibles, están bajo el imperativo de producir y ser eficientes, para no perder el lugar al que han logrado llegar.

Estos líderes tienen costos socio afectivos importantes, lidian con la carga emocional de estar en control de muchas personas y desafíos, con la creencia de que no pueden permitirse parar, lo que se traduce en que se resisten a recibir ayuda y atender sus necesidades humanas que desde la hiper productividad no pueden ser cubiertas: descanso, goce, placer, restauración, nutrición, amor.

Tal como reveló el estudio a cargo de Jessy Zumaeta “Solitario en la Cima: ¿Cómo manejan los altos cargos directivos la necesidad de pertenecer?”, luego de entrevistar a personas que ejercían roles de poder y liderazgo en la cima de grandes organizaciones, se reveló que detrás de la caricatura de los líderes como super héroes poderosos, la realidad es que son personas que viven en conflictos permanentes entre el rol que ejercen y sus necesidades personales, lo que tiende a provocar en ellos mayor distancia social, falta de apoyo, agotamiento, soledad y desconexión mental y física.

Entiendo por qué las personas que están buscando vivir mejor ─y que han decidido renunciar a estos ideales de “éxito” económico que implican altísimos costos emocionales que los dejan drenados y sin espacio para su creatividad y talentos─ hoy sientan rechazo de la posición de liderazgo.

Si una persona se conoce a sí misma y valora su autenticidad, creatividad y talentos, que provienen desde la riqueza de su mundo interno, es poco probable que desee disfrazarse y fingir para entrar en competencia con un modelo que suele reconocer el valor de la mente fría y sugiere la disociación de todo registro emocional en orden de dominar sin escuchar.

Hoy no necesitamos candidatos dispuestos a evadir la riqueza de su mundo emocional y espiritual. Al contrario, es urgente redefinir el liderazgo y las posiciones de poder, de manera que sean las personas que cultivan su sabiduría las que estén al frente de las decisiones. En momentos de re estructuración social luego de una pandemia mundial, necesitamos liderazgos que estén a la altura de los nuevos tiempos.

Todos estamos llamados a liderar

Aunque se intencione ausentar la figura del líder, siempre habrá una posición que domine, consciente o inconscientemente. La energía de la dirección que comanda, será siempre ejecutada y podrá ser encarnada por una persona, creencia, discurso o paradigma social.
Entonces en cuanto a la vida íntima, debemos preguntarnos, si no es uno mismo quien lidera: ¿Qué o quién lo está haciendo?
Reconocerse líder es tomar responsabilidad por la propia vida y asumir la posición de estar a la cabeza de la toma de decisiones que den dirección a nuestro camino.

Este ejercicio puede verse tremendamente enriquecido desde el Liderazgo intuitivo, puesto que el proceso de responsabilidad vendrá de la mano con el compromiso de autonocimiento y el aprendizaje de reconocer en sí mismo las formas de experimentar el presente y su información disponible, concreta y sutil.
Mientras más investigación personal se tenga del propio mundo interno, mayor será el potencial de aporte al espacio público en las nuevas construcciones, y el liderazgo intuitivo es el puente que permite esa virtuosa influencia.
Cuando cada uno haya hecho el recorrido de despertar su Liderazgo Intuitivo a través del camino de autoconocimiento y la práctica de habitar el presente, aprendiendo a percibir la experiencia para integrar todas las formas de información concretas y sutiles al momento de decidir, habremos cambiado el mundo y construido uno más consciente y sustentable.

About the author: Francisca Vargas R.

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